Habitantes de Roncesvalles tonan el agua de un aljibe. |
Expreso agradecimiento por la invitación que me cursaron los estudiantes organizadores Félix María Narváez, Carlos Manuel Díaz Núñez, Durberney Alba, Lorena Isabel Restrepo y Edwar Becerra, así como el profesor orientador de la práctica académica, abogado Marlon Monsalve.
El agua, consustancial a la vida, es un bien público, de dominio público, en el ordenamiento jurídico colombiano. En esencia de ahí se desprende que el acceso al agua se considere como un derecho social fundamental. Así lo ha expresado la Corte Constitucional en las sentencias T-546 de 2009 y T-717 de 2010, al resolver sendos recursos de tutela: “Toda persona tiene derecho fundamental prima facie [a primera vista o en principio] a disponer y acceder a cantidades suficientes, y de calidad, de agua apta para el consumo humano” y cuando las personas no estén en condiciones económicas de garantizar las cantidades mínimas de agua potable “el Estado debe garantizárselas”, dice la corte.
Pero no solo lo ha dicho la Corte Constitucional Colombiana. En realidad se trata del desarrollo de un derecho humano reconocido en numerosos documentos y disposiciones legales internacionales y nacionales.
El pre foro, porque habrá otro de más amplia convocatoria y alcance el 26 de mayo, alienta en el propósito de avanzar hacia este tipo de garantías en Florencia. Se trata de una iniciativa contenida en el Referendo por el Agua, referendo que contó con más de 2 millones de firmas y cuya aprobación está estancada en los vericuetos legales. No obstante en capitales como Bogotá y Medellín este mínimo vital ya es una realidad.
Es un debate interesante, más aun en nuestra querida Florencia. Hace largos 19 años, la ciudad renunció al derecho de administrar en forma directa la prestación del servicio de agua, aseo y alcantarillado. Así nacieron Servaf, Servintegral. Hace poco un foro sobre el tema nos recordó cuáles han sido las consecuencias de esta decisión (Gigantesco fraude tarifario en Servaf).
Florencia es una ciudad con varias fuentes hídricas, además de cerca de 4.000 mm anuales de lluvias, es decir 4 litros anuales de agua por metro cuadrado, que aprovechamos escasamente para las labores agrícolas. Pero a pesar de todo esto, muchas familias no gozan de las bondades del agua potable, solo por razones económicas o de planeación. Sin duda una gran paradoja, como muchos de nuestros problemas.
Así que en hora buena este debate sobre el mínimo vital de agua, pues será una oportunidad para reflexionar sobre nuestro modelo de administración y uso del agua y avanzar hacia sistemas equitativos, justos y sustentables, no en manos de unas pocas personas particulares, sino en manos del estado municipal, las comunidades y la ciudadanía en general.
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